¿Otra vez iba a poner en pausa mis sueños?, ¿Qué iba a pasar con todo lo que ya había avanzado? Solo quedaba tomar una decisión y hacerme cargo de las consecuencias.
Cada día que pasaba, era un día lleno de ideas nuevas, algunas más locas que otras y otras más realistas. Antes de dormir me quedaba horas pensando en qué podía hacer, quizás un trabajo estable en otra ciudad, pero a la vez no quería dejar a mi familia, quizás empezar algo propio, pero con qué seguridad si estábamos viendo día y noche noticias que nos partían el alma y nos llenaban de miedo.
Esa última palabra, miedo, no deberíamos darle tanto interés, por miedos dejamos de hacer muchas cosas, dejamos de intentar, de arriesgarnos, pero ¿por qué? La vida es una sola y debemos tomar el mando de nuestro propio juego, al final, muchas veces perdemos más por “miedo” a intentarlo que haciendo las cosas que realmente queremos hacer. Aplica en todo sentido de nuestras vidas, temas amorosos, laborales, familiares, etc.
El encierro obligatorio nos generó, a casi todos, sentimientos encontrados, recuerdos, estrés, entre otros; en mi caso, empecé a ver fotos antiguas, recordar mi niñez y mis días en familia, recordé el por qué elegí mi carrera (Marketing), recordé mis mañanas en el colegio y mis tardes en la boutique de mi mamá, recordé como desde tan pequeña comencé a trabajar junto a ella y a la vez estudiaba, recordé a mi fiel amiga visitarme de vez en cuando para hacer una tarea, jugar o simplemente para hacerme compañía. Fue inevitable no llorar de la emoción.
Pasaron varios días que estuve sin poder dormir pensando en aquellos días felices de mi niñez, es entonces cuando me di cuenta que hace mucho tenía la respuesta a mi repetitiva pregunta "¿A qué rubro iba a dedicarme?, ¿Habrá algo que me apasione?" Claro que sí, ¡LA MODA!
Siempre para adelante Sthef...!!!
Excelente, éxitos en su